Hasta hace unos años yo solía creer en silencio que
volvería, como en las novelas mexicanas donde lo muertos nunca están muertos
sino que tienen amnesia y están perdidos por el mundo, millonarios e infelices
esperando volver, planeando una venganza gigantesca que en el mejor/peor de los
casos terminará con algunos muertos y muchas lágrimas.
Durante muchos años esa idea fue un consuelo para mí, una
idea que me daba vergüenza decir en voz alta por lo absurda que es, pero que
cuando más sola me sentía, me sirvió de consuelo y de compañía.
Hoy no creo que vuelva, han pasado ya tantos años que dudo
que tuviera éxito esa novela. Y es que hoy no tengo una idea absurda y alocada
que me haga creer que la veré de nuevo alguna vez, pero como me gustaría que
así fuera.
Quiero creer que saldrán pollitos de los huevos si los pongo
bajo el calor de una lámpara, quiero creer que si pido un deseo en los túneles
aguantando la respiración se hará realidad,
quiero creer que mi ratón se fue a buscar a sus papás y más que nada en
este mundo quiero creer que la veré algún día, así sea una sola vez, quiero
creer más que nada que existe algún tipo de magia, hechizo, conjuro o religión
que hará que estemos juntas una vez más, que sentiré su nariz helada, que me
cantará o que escucharé su risa que ya no recuerdo.
Un día como hoy hace 14 años y casi dos horas la perdí, un
día como hoy hace 14 años tenía tantos recuerdos, recuerdos tan frescos que
sentía que me iba a morir por no tenerla, porque no habrían más mañanas de los
sábados comiendo arroz con palta en la cama, porque no habrían más días de
música y de guitarra. No sé si decir que la extraño tiene sentido ahora, pero
extraño cada día que me quitaron a su lado.
Quiero creer en las novelas mexicanas, quiero creer que
habrá más arroz con palta en las mañanas.
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