24 de agosto de 2008

Chabela*

Las manos le tiemblas como los pies de una negra bailando zamacueca, lleva medias remendadas con rojos esmaltes, esmalte en uñas y dedos. Carmín en sus labios, carmín en sus huesudas mejillas.
La veía pasar, siempre pasaba y me sentaba con mi guitarra a esperarla verla bailar. Cuando con zapatos rojos de tacón su cola elegante era perseguida por perros y acompañada de maullidos salía del bello callejón, de su jirón de la unión.
Mujer de guantes blancos, pituca, revoloteando en salones, en bailes, en clubes donde los hombres peleaban por posar sus blancas manos en esas caderas con compás. Esa gringa de “chanel” de dos por tres que le compraba a la vieja José.
Su perfume ya no es recordado y Chabela ya no es bienvenida en el Club De La Unión y sólo el borracho del 23 goza con las caderas y la carne rancia que se ensucia en los polvos y en el humo de la Santa...
¡Ay, mi Chabela, Chabela! Te has cansado de pisar las calles en tacón, te has cansado de sumir el estomago y de sonreír, mi gringa, hoy estás perdida en un frasco de pastillas, pero mi guitarra suena, suena, suena, suena por ti, Chabela.

2 de agosto de 2008

Perdida*

...perdida en la oscura selva. ¡Virgilio!. ¿Alguien me escucha?. Un cuerpo frotándose contra el mío sin poder ayudarme. Perdida, carajo, estoy perdida. Me he perdido en las caderas oscuras, redondeadas que en pequeños y silenciosos gemidos me prohiben a tocar, tomo a mordiscos un par de senos que no me pertenecen pero ella me suele prestar, ¿es que, carajo, no entienden que estoy perdida?
¿Enamorada querrás decir?
Excitada en todo caso, bañada en el deseo que provoca el abrir y cerrar de sus suaves labios, me pierdo en un camino en el que me reusé a caminar acompañada por tantos que me quisieron guiar, me pierdo guiando a quien cree nunca haber andado en él, es que no entiende cuanto amó a aquellas mujeres... yo la estoy guiando y a mí me guían las ganas de poseer el cuerpo y adueñarme de esa selva oscura.
¿Su amor?
Su sexo húmedo entre mis manos.
Estoy harto de traducciones, harto de obligarte a sentir algo más que un orgasmos baratos de dos por tres, G. Vives en una caja de condones.
¿Qué más quiero sentir?
Ahora tú haces las preguntas, me parece razonable. Quieres sentir el placer en los labios, las caricias el la cola de caballo, manos recorriendo tu rostro. Quieres sentir, G, quieres dejar de gritar en las noches.
Quiero, quiero dejar de estar perdida, quiero reencontrarme conmigo mientras me reencuentro con ella a cada amanecer, quiero que rozar sólo un cuerpo no sea escalofriante, quiero mojarme con la humedad de sus sueños cuando se mezclan con los míos, quiero dejar de estar perdida y que los murciélagos sean mariposas, quiero internarme en su selva, esa cabeza enredada y ondulada que no puedo de cifrar, quiero... la quiero a ella.