27 de junio de 2016

Nada es mí es verdad

Me duele verme, es la verdad. No es que importe. Realmente ya no diferencio lo que es verdad y lo que me digo queriendo que lo sea. ¿es esto verdad? ¿es verdad que me he mentido tanto que ya no sé quien soy? Tal vez esto sea lo primero honesto que he dicho en mi vida, tal vez eso también sea otra de mis mentiras. Tal vez no me duele verme, tal vez me alegra saber que he logrado lo que siempre quise lograr. Tal vez me alegra saber que soy eso que quise ser. Esa perra fría que cuando se mira al espejo ve cualquier cosa menos una forma conocida.
La que debería ser mi jefa me preguntó qué porqué "siempre" me visto negro, para reconocerme le respondí y todxs se rieron, pero ¿y si es verdad? ¿Qué pasa si es verdad que  sin ese negro encima soy cualquier forma irreconocible? "No te reconocí porque no estás negro", qué rara y a la vez que común es esa frase para mis oídos.
Tengo tantas cicatrices como mentiras acerca de ellas, tantas pecas como ganas, tantos lunares como heridas y tantos pelos como ladrillos sobre los que he construido a una idiota que se pinta los labios de rojo y hace muecas en las fotos porque siempre piensa que su sonrisa es demasiado falsa, solo su sonrisa piensa la ilusa.
Esa soy yo, una obesa que dice que se ama y que no baja de peso porque le gusta verse gorda, cuando la verdad es que no lo hace porque tiene miedo, una necia que dice que la sociedad no impondrá sobre su cuerpo y lleva orgullosa un bigote cuando la verdad es que simplemente es demasiado floja para sacarlo. Tatuada, perforada, mutilada. Una miedosa que ajusta y tiembla porque se siente retada cada día. Mi único secreto es que no tengo idea de como suena mi risa porque hace demasiado que no me río de verdad sin utilizar drogas y estoy harta de escuchar que me digan que no me río lo suficiente, digo que lloro a diario y también es mentira, digo que tengo orgasmo y también son mentira.
Este cuerpo siente menos de lo que me atrevo a confesar. Tengo un hombro fuera de su sitio hace más de 4 días y la mano me tiembla tanto que me está costando lágrimas escribir esto, la verdad es que no me duele, no puedo ni agarrar el puto tenedor, pero no me duele. Y llevo 4 días sin mover un dedo en mi casa porque me muero de dolor.
Me violaron, me amaron, me pegaron, jugaron conmigo,me besaron, me insultaron, me protegieron,  me usaron, me acompañaron, me botaron como a una perra a la calle, me traicionaron,  me ignoraron, me desecharon, me llamaron y volví como esa perra, esa perra que comió, mamó, mordió, jugó, gritó, rió, lloró, traicionó y usó.
La verdad es que amo que me digan perra. La verdad es que me encanta el sexo con mujeres, con hombres, con trans, con queer, con cualquier forma viviente con quien se pueda tener una relación consensuada. La verdad es que sueño con ser poeta, la verdad es que hubo una época en al que creía que tenía talento. La verdad es que no siento placer desde hace 5 años que dejé de mutilarme y ya ni recuerdo porqué. La verdad es que odio ser mujer pero amo tener vagina. La verdad es que odio que me digan perra. La verdad es que todo lo que he escrito es mentira porque no tengo ninguna verdad que contar, porque nada en mí es verdad. 

21 de junio de 2016

Puedo sentir la Hidra

Puedo sentirlo, ¿sabes? Siento el frío que sube por entre mis piernas, siento el sudor mojando mi espalda, el temblor en mis rodillas, los vellos erizados. Cierro los ojos y casi pudo probar en mis labios la sal de tu curvas, de tus movimientos ondulantes y rebeldes, casi puedo oír el eco de tu baile descoordinado y rítmico.
Puedo y siento, siento como mis músculos se tensan, como mi cabeza duda antes de zambullirme por completo en tu olor y tu espuma, siento la necesidad de correr en dirección contraria a ti y sin sin embargo corro como un niña con lo abrazos abiertos sabiendo que terminará con la carra embarrada de arena.
Estoy temblando y siento el calor que empieza a apoderarse de mí, la cara roja, las rodillas temblando, con la boca húmeda pero muerta de sed me vuelvo a zambullir en ese meneo intermitente, entre el azul, la espuma, el marrón, la sal, el verde, entre tus curvas infinitas. Estoy templando asustada, estoy temblando entumecida por el frío, estoy temblando apasionada, estoy temblando del calor en mi entrepierna que endurece mis músculos, que tensa mi cuerpo, que eriza mi vello.
Puedo oír el canto de las sirenas, sentir sus susurros arrastrándome hasta el final, sus voces humedeciendo mi labios, puedo ver el reflejo de la luna, altanera, retadora y aún así tan tímida que no se atreve a presenciarlo,
La marea se va apoderando de mi manos, roza la punta de mis dedos y recorre el resto con la suavidad de una viola vieja, me toma por los hombros y recorre mi torso, mi estomago blando, mis senos erectos, mi cuello entregado ante el aliento cálido y embriagador de la Hidra.