7 de octubre de 2016

Te extraño mujer del corazón gigante

Todxs somos reemplazables. Todxs. Siempre he creído esa frase que decía mi abuela, dura pero real. "No necesitas de nadie- decia-, sola has nacido y sola te va a morir". Siempre me pareció una exageración, pero en el contexto en el que me lo decía, siempre fue un alivio para mi corazón roto.
Tan reemplazables somos que he tenido muchas mejores amigas,  he tenido hermanas y he tenido madres. Madres que me han sermoneado cuando lo necesité,  que se quedaron conmigo de madrugada cuando tuve miedo y que cruzaron la ciudad entera porque estaba enferma.
Hoy que mi mundo tiembla siento la inmensa necesidad de ella. Hoy que tengo miedo y que no sé caminar porque tengo las rodilla dobladas necesito a esa mujer de corazón gigante, nariz fría y abrazos cálidos. Necesito canciones tocadas en una guitarra vieja. Necesito consejos de conejo y palmaditas en el poto para dormir.
Quiero pegarme a la pared, quiero hacerle sitio en mi cama, quiero despertarla a besos y jugar a las cosquillas. Hoy quiero almorzar arroz con palta y ver televisión toda la mañana. Quiero sentir el olor asido de su perfume y que me despierte de esta pesadilla.
Quiero cerrar los ojos fuerte y escuchar su voz, sentir el ritmo de su risa. Quiero sentir que ne abraza cuando duermo y que me despierto junto a ella. Quiero tanto y sueño tan poco.
La verdad es que hoy que mi mundo tiembla, me resulta imposible no derramar lágrimas negras pensando en el silencio de su voz ausente, de su vacío en mi espacio, del silencio en mi corazón, del polvo acumulado en las cuerdas de guitarra. 
Mamá, sí,  tú mamá, tú que no me lees, que no me aconseja, tú que no estás, no eres remplazable. Hoy con el mundo destruido durante el temblor solo puedo pensar en la falta que me haces, en la falta que me hacen tus consejos, tus palabras, tus abrazos y tus besos con narices frías.
Tan reemplazables somos que me vuelvo loca tratando de imaginar o de recordar el sonido de tu voz, el movimiento de tus manos mientras me abrazaban.
Me encantaría decir que lo lamento, que si yo hubiera sabido el corto tiempo que te tendría lo habría hecho todo difernete, te habría hecho más masajes, te habría besado más, te habría preguntado muchas cosas, te habría pedido consejos que jamás tomaría, te habría tocado hasta poder recordar cada peca y cada marca de tus brazos. Pero lo sabía y te tenía miedo.
Hoy también tengo miedo. Tengo miedo porque no puedo escuchar tu voz en mo cabeza,  porque puedo verte sentada en sillón blanco tocando la guitarra, pero la película ha pedido el sonido.
Tengo miedo y no estás a mi lado y no sé qué me dirías y hoy más que nunca, con el mundo de cabeza, amaría tenerte parq un consejo más uno que hace catorce años no pude pedir.
Tan reemplazable somos todos que los reemplazaría a todos por 5 minutos a tu lado.

No hay comentarios: