La tarde va lenta. El café se calienta por el sol. El cigarrillo se consume entre mis dedos. El libro pasa las hojas sin ver. El MP4 suena.
Sonrisas. Sonrisas pausadas, congeladas en el tiempo, en la oscuridad de esos besos que mueren en mis labios queriendo vivir en los tuyos, en la calentura de las caricias que mis manos desperdician en ella.
Cigarrillos y chocolates nos acompañan, me acompañan a recordar-te, a soñar-te, a andar por casi toda la ciudad sin más que la intuición de verte.
¿Caminas?. Camino y creo que te veo, trato de acercarme y no eres tú, la imagen se desvanece y en su-tu lugar queda una mujer mayor que no entiende porque le dirijo la palabra mientras la tomo del brazo.
Juego a verte. Pienso en buscarte y desapareces, te vuelves inexistente, como el recuerdo que invento de los besos que alguna vez nos dimos.
Me preguntó si eres real, si las palabras van más de mi imaginación... ¿Habitas en un universo paralelo al que muy rara vez me dejas penetrar?.
¿La respuesta...? Creo que aún la pienso.
Cigarrillos y chocolates nos acompañan, me acompañan a recordar-te, a soñar-te, a andar por casi toda la ciudad sin más que la intuición de verte.
¿Caminas?. Camino y creo que te veo, trato de acercarme y no eres tú, la imagen se desvanece y en su-tu lugar queda una mujer mayor que no entiende porque le dirijo la palabra mientras la tomo del brazo.
Juego a verte. Pienso en buscarte y desapareces, te vuelves inexistente, como el recuerdo que invento de los besos que alguna vez nos dimos.
Me preguntó si eres real, si las palabras van más de mi imaginación... ¿Habitas en un universo paralelo al que muy rara vez me dejas penetrar?.
¿La respuesta...? Creo que aún la pienso.